¿Qué pasó que los pibes de 20, 25, 30 años lloramos la muerte de un ex presidente y diputado? ¿Que hizo ese viejo que nos llevó del “que se vayan todos”, del país en llamas, de los saqueos, a entusiasmarnos con el proyecto político de un gobernador del sur que llegó a ser presidente casi de casualidad?
El día después, los voceros de la oligarquía siguen vomitando su odio en líneas y líneas de especulaciones acerca del fin de una era, una era de cambios, de profundas transformaciones en lo económico y lo social, pero sobretodo en la forma de hacer política. La política entendida como herramienta para transformar la realidad de forma concreta, la política participativa, la que convoca al pueblo, a los jóvenes a militar, a pelear por un ideal, un sueño de país, y de mundo. No la política como el grupo de lobistas del poder económico concentrado.
Néstor Kirchner se fue. Se nos fue un hombre de Latinoamérica, lo dijo Fidel en el 2003 y nos costó años creerle que ese pingüino del PJ iba a cambiar el curso de la historia. Se nos fue un militante de los Derechos Humanos, el que hizo justicia para con las madres y las abuelas y les devolvió el lugar que se merecían en la historia, la nuestra y del mundo. El tipo que puso las pelotas sobre la mesa para defender la democracia y el pueblo Bolivia, de Honduras, de Paraguay, el mismo que se metió en la selva colombiana a buscar una salida pacífica al conflicto humanitario. El que desnudó de una vez y para siempre los intereses escondidos atrás del periodismo autoproclamado independiente. Nos dejó una realidad distinta. Le pese a quien le pese. Una patria que no se somete al mandato del FMI, una patria que le dijo NO al mayor proyecto de sometimiento para América Latina que los Estados Unidos jamás diseñaron. No faltarán las paredes obligadas a gritar “viva el ataque cardíaco”, o similares. Evocaciones de una Argentina que tenemos que terminar de enterrar de una vez y para siempre. Claro que todos hemos tenido diferencias, más pequeñas o más grandes, pero no hay dudas de que este tipo entró en la historia por la puerta grande.
Quizás lo más importante que nos dejó haya sido el país gobernado por el cuadro más capaz y formado que conocimos en ese cargo. Si bien es temprano para andar haciendo futurismo, por su historia y su accionar no muy lejano, podemos suponer que esto abrirá las cadenas de las peores bestias de la derecha del PJ (para muestra basta un botón, y tenemos como actuaron algunos intendentes del conurbano en 2009) que creyendo que por ser mujer es menos valiente que su marido, se la van a querer llevar puesta. Sabemos que la correlación de fuerzas no va a ser la misma. NI LO INTENTEN, antes que a ella van a tener que venir por los miles de jóvenes que sabemos que el país cambió, que no queremos volver a ese pasado oscuro que les encantaría llevarnos. No existe lugar para timoratos en los libros de historia, no caben las medias tintas. La juventud argentina tiene que ser protagonista para apoyar a Cristina y seguir llevando este proyecto nacional en los hombros, por los caminos de la unidad latinoamericana, de la liberación, y de la soberanía.
Si no nos dejan soñar, no los vamos a dejar dormir.
