Usualmente, ante el conflicto, existen dos posibilidades, dos caminos, para sortear la dificultad. La primera, ceder… relegar la propia voluntad a cambio de estabilidad, con toda su implicancia. Lo más peligroso, acostumbrar a la otra parte a la victoria, a las concesiones a su favor. La otra salida, la radicalización, ir a todo por el todo, confiar ciegamente en las propias ideas como las mejores, redoblar la apuesta si es necesario (lo es)
PD:
- La otra parte, no necesariamente tiene que ser un enemigo.
- La otra parte, puede llegar a puede llegar a ser un ser querido.
- A veces, solo a veces, las partes pueden llegar a pretender lo mismo, y por esas cosas que yo-qué-sé, no saber decirlo.
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