"Los desafíos de la izquierda ante el accionar de la derecha "

miércoles, julio 15
(Por Patricio Echegaray, secretario general del Partido Comunista)

Más allá del resultado valioso de sectores avanzados y de la elección de algunas personalidades notables que van a ingresar al Parlamento, lo esencial es que los grandes ganadores son distintos personajes de la derecha. Este sector ha cumplido su objetivo general de avanzar en la política de desgaste y demolición del gobierno, y se dispone a capitalizar y desarrollar su éxito. Conviene analizar la situación argentina muy vinculada a los sucesos de Honduras, que coinciden en su inicio con el desarrollo del acto electoral de medio mandato en nuestro país, el 28 de junio.
Es evidente que en América Latina hay una fuerte intencionalidad de la derecha de detener el proceso de cambios antineoliberales que se empezó a desarrollar, sobre todo, a partir de la instalación de Chávez como presidente de Venezuela, extendiéndose con diversas características por el continente, amenazando con consolidarse y ubicando a nuestro continente a la vanguardia de una ola de cambios progresistas que resulta inspiradora para distintas regiones del mundo.
El entrelazamiento de los dos sucesos, las elecciones en Argentina y el golpe en Honduras, permiten pensar que el enemigo de nuestros pueblos, el imperialismo norteamericano, las derechas oligárquicas, las burocracias políticas y militares al servicio de esas derechas, están dispuestos a emplear todo tipo de recursos. No hay ninguno que sea suficientemente nuevo como para desecharlo y ninguno que sea suficientemente viejo como para olvidarlo. Golpes de estado militares al más rancio estilo de las décadas 60 y 70, como los que se produjeron en Venezuela y hoy en Honduras; los jaqueos electorales, el aprovechamiento de los errores y debilidades de los gobiernos, las corporaciones mediáticas consagradas en nuestros países, la manipulación permanente del tema “seguridad”, todo sumado, configuran un panorama que venimos denunciando desde hace un par de años, en la región y nuestro país. Esto genera un clima político marcado de manera creciente por la contradicción entre profundización y radicalización de los procesos surgidos del fracaso del neoliberalismo o la restauración de las pautas negativas de la década del 90, tal como se proclamó sin ningún complejo por parte de distintos exponentes de la derecha argentina durante el reciente proceso electoral.
Con tal perspectiva es de gran importancia la actitud del gobierno argentino de implicarse en la solución positiva del conflicto hondureño, junto con otros presidentes y gobiernos de la región, el venezolano, ecuatoriano, paraguayo, el salvadoreño, el nicaragüense, la propia OEA resultante de los acontecimientos de San Pedro Sula, precisamente en Honduras. Estos gobiernos plantean correctamente como única solución posible del conflicto hondureño, el retiro de los golpistas y la reposición en el gobierno del presidente constitucional, Manuel Zelaya. De la solución positiva de esta circunstancia depende un round muy importante del choque entre derecha e izquierda en nuestro continente.


Multiplicidad de crisis y elecciones

La elección en Argentina ha sido un suceso que se ha vivido bajo el impacto de la multiplicidad de crisis que afectan a nuestro país, en primer lugar, la crisis financiera y económica que vive el capitalismo mundial y que afecta y agrava a la crisis propia del capitalismo argentino. También bajo el impacto de otras crisis, como la de gobernabilidad, que quedó abierta después de la derrota del gobierno y de quienes lo acompañaron en el intento de intervenir sobre la gran renta agraria. También influenciado por una crisis más general de representación política que se viene dando desde antes de 2001 y que continua. Siendo imposible obviar la propia crisis del campo popular y la izquierda, todavía impotentes en la creación de una nueva fuerza amplia, profunda y en consecuencia capaz de levantar un proyecto alternativo de liberación nacional y social.


Evaluación

Es importante una evaluación lo más adecuada posible del resultado electoral. Desde el gobierno, fuertemente impactado, se ha impulsado un análisis cuantitativo del que surge que en la provincia de Buenos Aires se perdió por poco y que en el resultado general nacional se ganó por poco.
Si bien existió una visión de que las fuerzas del gobierno en el Parlamento iban a quedar disminuidas y que la crisis de gobernabilidad se iba a profundizar más o menos de acuerdo al volumen de esa pérdida, lo que no aparecía como probable era la posibilidad de la derrota de Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires. Al producirse la derecha obtiene un importante trofeo logrando desplazar a Kirchner de la presidencia del PJ y de sus probables presidenciables para el 2011. Con este impacto se visualiza claramente la desarticulación del proceso de la transversalidad y el intento de pilotear desde el PJ la conducción de su proyecto político.
Entendemos que una lectura cualitativa, franca, sin ambages de un suceso político importante como fueron las elecciones del domingo 28, surge que el resultado es que el Gobierno y junto con el Gobierno, independientemente de los humores respecto de ese mismo gobierno, todo lo que se llama progresismo, la izquierda, han recibido un derechazo en el mentón, que no nos pone nocaut, que no define el combate, pero nos obliga a rearmar la guardia para continuar la pelea con mejores perspectivas en la etapa que se abre.


Objetivos de la derecha

Más allá del resultado de sectores progresistas y de la elección de algunas personalidades notables que van a ingresar al Parlamento como Sabbatella, Heller, Solanas y otros, lo esencial es que los grandes ganadores son distintos personajes de la derecha (aparte de consideraciones sobre la pérdida de votos de Michetti, Macri, o el tercer lugar de Carrió, el triunfo escaso de De Narváez, al igual que el de Reutemann en Santa Fe), lo concreto es que la derecha ha cumplido su objetivo general de avanzar en la política de desgaste y demolición del gobierno. Ahora puede verse que no se le “salió la cadena” a Macri en sus declaraciones, quería realmente reafirmar los contenidos de un voto que sabía se iba dar tanto en Capital Federal como en provincia de Buenos Aires. Como era previsible las derechas se lanzarán a desarrollar su avance. Surge entonces la necesidad de prever los escenarios que tienen ante sí los vencedores. Son básicamente dos caminos, uno, profundizar un proceso que acelere la posibilidad de encaramarse en el gobierno, todo esto estimulado por el golpe en Honduras, sobre todo si este logra consolidarse; y apoyándose en un poderoso caballo de Troya insertado dentro de la institucionalidad gubernamental, como es el vicepresidente Cobos. Perciben ante si posiblilidades de estimular un proceso destituyente o hablando más directamente golpista.


Escenarios


No es esta la única alternativa, otro escenario es el de la creciente dificultad económica que la repercusión de la crisis internacional irá generando en nuestro país, y que les permite presionar fuertemente para retacear el pago de impuestos, para golpear el salario y el empleo y por supuesto para una disminución del gasto público. Y tampoco les desagradaría que las políticas sucias necesarias para llevar adelante estos siniestros objetivos las apliquen los gobernantes actuales, con lo cual profundizarían los procesos de desgaste y desprestigio, sirviendo en bandeja el gobierno a los restauradores en 2011.
La prudencia aconseja no descartar ninguno de estos dos caminos, son posibilidades que tienen en su haber. Si hubiera que opinar, considero mas probable el camino de desgaste, aprovechando el impacto de la crisis internacional en los meses futuros y las mayores dificultades en el proceso económico del país, lo que les da un campo amplio para empujar la pelea por la eliminación de las retenciones y la disminución de la presión recaudadora impositiva del gobierno, que viene pegada como la sombra al cuerpo, a la exigencia de bajar el gasto público y lograr, de hecho o de derecho el retorno a la flexibilización laboral que les permita ajustar cuentas con los trabajadores por la vía del menor salario y del menor empleo.
Por supuesto, tampoco se hará esperar el intento de restaurar las relaciones carnales, así lo muestra la oleada de opiniones furibundas sobre la correcta actitud del gobierno en relación al golpe en Honduras. Mirtha Legrand, convenientemente “rodeada de los ganadores, Macri, Michetti, De Narváez y Solá” lanzó la campaña sistemática en contra de la participación de la presidenta en la búsqueda de revertir el golpe en el país hermano.


Gobernabilidad

En su conferencia de prensa la Presidenta declaró su voluntad de garantizar y defender la gobernabilidad, consideramos necesaria esta explicitación, puesto que hay una crisis de gobernabilidad abierta desde la derrota ante los ruralistas. Para ministros y gobernadores como Fellner que han empezado a quejarse por las acciones de Cobos, conviene anotar que esta es una expresión de las fisuras en la gobernabilidad, que puede ser aun más erosionada a partir de un parlamento menos amigable por la disminución de diputados propios y el incremento de diputados de la oposición.

Superar las trizaduras de la gobernabilidad requiere también evitar estancarse en una visión puramente institucionalista sobre la misma e incorporar el concepto de gobernabilidad a partir del ejercicio de la soberanía popular en base a la movilización de las masas populares, lo que a su vez requerirá políticas más enérgicas de distribución de riqueza, de defensa de los recursos naturales y avances aun mayores de los realizados en nacionalizaciones sin olvidar el estímulo a los distintos rubros de la economía social y el avance con las leyes deservicios audiovisuales o de entidades financieras entre otras.


Causas

A nuestro entender resulta difícil disimular, y no conviene hacerlo, que la derecha ha dado un paso en sus planes, las causas por las que pudo hacerlo son numerosas y complejas, trascienden la cuestión formal sobre los métodos del gobierno, las supuestas y/o reales incapacidades para el diálogo y los consensos, causas a las que se alude desde los medios y desde las figuras de la oposición.
En realidad, más que a estas cuestiones formales, se ataca a los temas por los cuales este gobierno representa, sino un modelo acabadamente distinto a los 90 -cosa que a mi entender no sucede por la supervivencia de enfoques de tercera vía que lo limitan, sobre todo en el tema cardinal de la distribución de la riqueza- un rumbo distinto asentado en enfoques sobre derechos humanos, la valoración de los intentos de cambio de la juventud de los 70, la búsqueda de una presencia del estado en los problemas de la sociedad, en la economía, la recuperación de áreas privatizadas y muy especialmente en acciones de soberanía en política exterior. Política que tiene en su haber sucesos tan importantes como Mar del Plata, Costa do Sauipe, la intervención positiva en el tema colombiano, el fuerte vínculo con Venezuela, el respaldo a las nacionalizaciones venezolanas y ahora en el tema Honduras, o sea, un piso de diferenciación muy importante en relación a las políticas de la década del 90, aunque sean evidentes las insuficiencias y la necesidad de ampliar los límites, “saltar las vallas”, “volcar las copas”, todas las cosas por las que luchamos y reclamamos una y otra vez.


Ruptura

No podemos olvidar el anuncio en el discurso de asunción en el parlamento en el año 2003 respecto a reflotar un proyecto de capitalismo nacional asentado en la alianza de la burguesía nacional y los trabajadores, Kirchner evolucionó a la constitución de un bloque histórico compuesto por la clase obrera representada por la CGT con los sectores que él consideraba la burguesía nacional. En realidad eran los grandes grupos económicos agro exportadores y los grupos de la gran industria acaudillados por Techint, ambos hace tiempo ya, degradados de burguesía nacional a grupos económicos locales atados fuertemente a los intereses trasnacionales. Este enfoque difiere en la práctica, no sabemos si también en la teoría, de la alianza establecida por Perón durante su último gobierno, en donde trataba de vincular a los trabajadores con la pequeña y media burguesía a través de su relación con Gelbard.
No debemos olvidar que la crisis con los ruralistas es, de hecho, el primer gran dato de desgajamiento de este bloque formado por el kirchnerismo que pierde a su aliado agrario, para pasar a perder posteriormente al aliado industrial, según consta en numerosas declaraciones de las nuevas autoridades de la Unión Industrial, usando como detonador la considerada “débil actitud en defensa de los intereses argentinos” ante la nacionalización de Techint en Venezuela, actitud que valoramos.
Cuando se habla de la influencia directa del conflicto agrario sobre el ánimo electoral y el resultado, debe leerse más allá de la formación de un partido agrario con representación parlamentaria, se trata de la ruptura del bloque político- social intentado por Kirchner. Se perciben con bastante claridad los amagues de agrupamiento de la derecha y se ve que estos sectores del bloque político social de la burguesía local, tanto rural como industrial, han perdido la confianza en Kirchner o no consideran que los represente y buscan en una derecha recompuesta un representante más sólido y eficaz para sus intereses. Mientras tanto no se constituye un sujeto político que pueda representar el bloque político social compuesto por la clase obrera, los pobres y los sectores medios de la ciudad y el campo que debe confrontar con el bloque antes señalado.
El abandono de la transversalidad, no haber otorgado la personería a la CTA, el estacionamiento en el peronismo, no resuelven el problema de una fuerza política que pueda representar a estos sectores populares. Esta carencia explicaría no solo el insuficiente aporte en relación a lo esperado en la votación del segundo cordón del Gran Buenos Aires, sino la importante masa de votos para un personaje tan avieso como De Narváez, para colmo en alianza y subordinado con Mauricio Macri.


Poder mediático y articulación

La correlación de fuerzas con la que Kirchner afrontó la elección debería ser complementada con un análisis sobre el accionar del poder mediático que excede los alcances de esta nota, pero que no nos exime de consignar que funciona a la cabeza de la rearticulación de la reacción de la derecha en todos los procesos de mayor o menor alcance para superar el neoliberalismo en América Latina. Así ha sido en Argentina, donde han actuado igualando en perversidad a los medios venezolanos. Al mismo tiempo es una materia obligatoria pensar por qué Kirchner habiendo gozado de un periodo de bonanza tan importante no haya pensado en fortalecer la capacidad mediática propia.
En realidad es muy posible que haya pesado en él la concepción tan común en algunos partidarios de la tercera vía que se mueven con el concepto del referente, los medios y la gente, lo que perjudica terriblemente, tanto la construcción de una fuerza política, de un sujeto político capaz de representar al sujeto social, como la voluntad para tener una política comunicacional propia. Los medios del sistema, más allá de las concesiones que se les hagan por importantes que sean, cuando el rumbo de la política choca con sus intereses, pasan de amigo a enemigo con una facilidad absoluta.
Este equívoco en relación al bloque político social capaz de respaldar el rumbo de algunas políticas de Kirchner y la falta de un sujeto político adecuado para representarlo, explica porque no le es posible capitalizar suficientemente los seis años de crecimiento a tasas chinas, el descenso en la pobreza, la desocupación y la indigencia. Es necesaria la existencia de sujetos políticos que vinculen los mejoramientos que pueda haber en la vida de determinadas capas de la ciudadanía a determinadas políticas y a determinados políticos. De lo contrario, como queda demostrado, no es difícil considerar que el mejoramiento mayor o menor es producto del esfuerzo individual, o de la coyuntura internacional y, en los marcos de la crisis de representación política abierta en 2001 y reabierta con la crisis del campo, es mas que lógico focalizar las muchas carencias y desigualdades solo en la responsabilidad del gobierno y explicarse la animosidad y el castigo de amplios sectores medios, obreros y populares.


Representación política

La crisis de representación política tiene un punto fundamental en que la política en general no es percibida como un elemento de transformación de la realidad y sus múltiples problemas, sino que se la ubica en el terreno de lo malo o lo sucio, y a los políticos en un río revuelto de chorros, especuladores, vividores, que los hay. Al mismo tiempo ninguno de estos elementos es gratuito, tienen que ver con la responsabilidad histórica de las fuerzas políticas burguesas tradicionales que nunca dieron respuestas a la crisis del capitalismo argentino y particularmente a los sucesos de saqueo, marginación y decadencia generalizada concentrados en la década del 90.
Por otra parte el camino de gestación de una nueva identidad política, con numerosas fuerzas que tienen que encontrarse para producir este fenómeno, como lo son la cultura de la izquierda que viene del marxismo, del peronismo, del enfoque social demócrata, la que viene de la iglesia de los pobres y la teología de liberación, explica la cantidad de esfuerzos invertidos y los fracasos. También indica que hay grandes obstáculos que deben ser removidos y quizás deben serlo desde una concepción ética. En efecto la concepción de la unidad se ve afectada por el sectarismo que nos caracteriza a la gente de izquierda en la Argentina. Sectarismo que afecta a la construcción de un instrumento apto para la liberación nacional y social, que pueda contribuir al proceso revolucionario que con tanta fuerza predicamos.
La unidad y la superación del sectarismo se convierten entonces en una poderosa exigencia ética, para lograr coherencia entre lo que proclamamos y lo que hacemos. Nadie cree que manteniéndonos aislados, reciclando luchas de capilla, podamos hacer algo efectivo para modificar la correlación de fuerzas y afectar al poder de las clases dominantes y al imperialismo en nuestra patria. El discurso de poder popular y la construcción de poder popular antes, durante y después de la toma del poder, de la toma del aparato del estado, ha ganado espacio en la Argentina y lo hace superando no pocas dificultades, entre otras, la concepción de luchar por el poder dando la espalda al poder, o pretender luchar por el poder al margen de la política y de las fuerzas políticas, depositando toda la responsabilidad en los movimientos sociales. Además de muchas otras visiones de carácter evolucionista o foquista en relación a este importante tema.
Pero es verdad que la falta de una fuerza política capaz de hacerse visible, de aparecer terciando en la lucha de clases real, es una carencia de tal magnitud que hará imposible mientras subsista el desarrollo de bases importantes de poder popular.

Nuestra posición internacionalista, de solidaridad internacional revolucionaria y latinoamericanista, también se ve fuertemente afectada por esta crisis de alternativa, todos los gestos de solidaridad son importantes y valiosos, pero sin duda el más importante gesto de solidaridad que necesitan los pueblos latinoamericanos, en primer lugar Cuba socialista, en lucha por su segunda y definitiva independencia es que la Argentina se incorpore al torrente de lucha liberadora que se está librando en el continente.
Eso requiere de una izquierda con otro peso específico en nuestra sociedad, no se puede ni se debe entender que su función es aplaudir al gobierno por lo que hizo o tirarle piedras por lo que no hizo. En el menú de posibilidades políticas siempre existe la posibilidad de confrontar u oponerse a las medidas incipientes o negativas de un gobierno, la posibilidad de apoyar enfoques que pueden ser positivos, pero lo fundamental es la capacidad propia, autónoma, independiente de la izquierda de construir su propia fuerza y contribuir desde allí a las transformaciones profundas, dotándose a su vez de la política de alianzas que las circunstancias exijan. Como se ve, es imprescindible superar el sectarismo, el dogmatismo y por ese camino dejar atrás la fragmentación y dispersión que nos afecta y esteriliza y convertir a la izquierda argentina en una fuerza capaz de influir seria y radicalmente en nuestro país y en el continente.


Nuestra participación electoral

En cuanto al escenario electoral hemos tratado de participar en un contexto de profunda crisis de alternativa política del campo popular, y sin contar por lo tanto con una fuerza de carácter nacional que pueda aparecer en todos los distritos representando la unidad de la izquierda o por lo menos la unidad de una parte fundamental de las izquierdas.
Nuestra línea fue por lo tanto tratar de impulsar alianzas electorales que privilegiaran la confrontación con la derecha y por lo tanto se orientaran a unir a los sectores fundamentales de la izquierda en cada distrito. Pensamos que había que agrupar a los sectores de izquierda que estaban cercanos al kirchnerismo, los que se expresaban en contra y con fuertes críticas, los que aun con críticas y opiniones propias se mantenían en la cercanía y alianza con el kirchnerismo, los que habían optado por una posición de confrontación y los que desde una política autónoma, comparten o disienten según las circunstancias. Lo concreto es que ha sido una política que ha corrido distinta suerte, la hemos abordado desde la relación con los compañeros del Partido Humanista, nuestros aliados desde el Fral, y ha tenido resultados absolutamente modestos que incluyen desde regionales en donde hemos tenido que presentarnos solos o en alianzas parciales, habiendo logrado en pocos casos concretar alianzas con el conjunto de los sectores.
Hay ejemplos que valoramos como el Encuentro Popular para la Victoria, en la Ciudad de Buenos Aires, la alianza en Salta, Córdoba, la alianza en la provincia de Buenos Aires con el Edi, en Corrientes, La Rioja, San Juan y Mendoza.
Por supuesto la crisis de representación está siendo abordada desde la derecha que la capitaliza y es poderosamente alentada por la derecha internacional y por los sectores que han roto con el kirchnerismo, ya que no pueden suscribir su rumbo político. En la nueva derecha, al estilo Partido Popular español, que trata de conformarse en la Argentina, no se recompone el viejo peronismo o el viejo radicalismo, sino que se potencian las camarillas de derecha que siempre existieron al interior de esos partidos representadas por nuevos rostros. Por supuesto en la recomposición de esta nueva derecha no es ocioso ver una forma de capitalizar y dar respuesta a la poderosa crisis internacional. En ella está la voluntad de los sectores más reaccionarios del imperialismo norteamericano de recomponer el poder en América Latina, por lo que tratarán de complicarle la vida a todos los gobiernos de la región que han osado tomar un rumbo de soberanía e independencia. La Nación proclama con entusiasmo que la derrota del gobierno argentino significa también una derrota para Chávez, dado que perdería aliados. Afirmación a partir de la cual puede establecerse la relación entre el zarpazo golpista en Honduras y el zarpazo electoral en Argentina.
Una de las alianzas sería hegemonizada por Macri, la UCR vanguardizaría la alianza pan radical. Sin embargo no todo les es favorable, no les faltan contradicciones, tienen todavía mucho que caminar. Es alentador que en donde gobiernan y deben mostrar capacidad de gestión como en Buenos Aires, han sufrido considerable pérdida de votos que no debe ser tomada de una manera lineal porque son elecciones de distinto carácter, pero es verdad que es un deterioro, que indica una tendencia al desgaste, lo que demuestra que para nada son invulnerables.
Por su lado Kirchner ha reaparecido en el panorama pos electoral luego de su renuncia a la presidencia del PJ planteando la voluntad de construir una fuerza capaz de sustentar su proyecto, claro que esto lo obliga a ocuparse con más precisión en la definición de la alianza de clases que pretende representar.

El campo popular fue a las elecciones en el marco de una gran crisis respecto a la construcción de una alternativa política de carácter popular, democrático, antiimperialista.
Los éxitos valiosos de Sabbatella, Solanas, Heller y algunos agrupamientos en el interior del país, no resuelven esta carencia. Está planteado como problema y tarea principal resolver en el campo popular y la izquierda, el paso a una etapa de creación de una fuerza nueva producto de la convergencia en pluralidad y diversidad de las diversas tradiciones político-ideológicas, que deben llegar a la conclusión de que es imposible, desde el aislamiento, desde lo individual de cada agrupamiento generar una fuerza transformadora creíble y visualizable. La ausencia de esta fuerza es nuestra principal debilidad pero también la principal fuerza de la derecha en su proyecto restaurador para el 2011.
Sin embargo desde la convergencia en unidad, respetando la diversidad y pluralidad, puede avanzarse en la composición de una nueva identidad política contenedora de las distintas parcialidades que puede adquirir una dimensión importante por la sola superación de lo fragmentario, pero que sobre todo podría abrir una nueva historia en la política de acumulación. Esta fuerza tendría que ser muy amplia en su composición y al mismo tiempo profunda en su contenido. No plantea dificultades insalvables lograr coincidencias político programáticas, tampoco en cuanto a metodología de convivencia democrática, porque hay ejemplos como el Frente Amplio uruguayo, incluso se puede hablar de la experiencia del FMLN, de la del PT de Brasil. Y también la historia de experiencias unitarias hechas por la izquierda argentina, que contiene numerosas enseñanzas de una riqueza extraordinaria, donde esta el Encuentro de los Argentinos, la Izquierda Unida, el Frente Grande, el Encuentro por la Soberanía, el Frente del Sur, etc. Todas experiencias destacables que pueden aportar a lo que se debe hacer y a lo que no se debe hacer. De lo que se trata es de abrir un programa de consultas y acordar un plan de acción posible de ser iniciado rápidamente alrededor de iniciativas por temas puntuales, ya sea el repudio al golpe en Honduras o de carácter nacional como la lucha por la ley de servicios audiovisuales u otros temas, al tiempo que se va desarrollando un sistema de debates y encuentros entre militantes de distintos partidos, movimientos, sectores, grupos políticos destinados a construir esa fuerza. Sin duda los espacios que han tenido desempeños electorales apreciables, como Proyecto Sur de Solanas, el EDE de Sabbatella, el Encuentro Popular de Heller y muchas alianzas de izquierda en el interior del país pueden contribuir mucho a la solución del grave problema de la dispersión disponiéndose a coordinar la futura acción parlamentaria, a dialogar entre si y convocar a encuentros más amplios en el menor tiempo posible.
Sin duda no es la primera vez que decimos estas cosas, pero lo concreto es que estas grandes dificultades en la construcción de la fuerza unitaria de las izquierdas no han logrado superarse.
Los comunistas entendemos que venimos haciendo esfuerzos consecuentes, y no vemos sinceramente otros caminos que no sean el de la convergencia, el de la unidad para superar esta situación.
Sin embargo las exigencias van más allá de lo político, se ve que el sectarismo, el individualismo, el personalismo, el hegemonismo, la ilusión de que una fuerza por si sola puede solucionar este grave problema se ha instalado profundamente en la forma de ser de la izquierda de la Argentina.
Para la confluencia de esas fuerzas que sería trabajoso individualizar dado el enorme archipiélago que conforman, quizá ayude comprender que hay grandes culturas políticas en la que abrevan, el marxismo en todas sus variantes, el peronismo, el radicalismo, la teología de la liberación, y que tienen todas ellas la exigencia ética de crear una correlación de fuerzas que pueda terciar, lograr otro peso específico del torrente liberador en nuestra patria

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